La primera vez que tuve contacto con la cultura
escandinava fue hace más de doce años cuando llegué por primera vez a Dinamarca
y hasta hoy no dejan de sorprenderme, porque como diría un antiguo compañero de
trabajo, son "asquerosamente organizados y civilizados" para
muchas cosas. Hoy quiero contar un sistema de convivencia que me gusta mucho y
el cual estoy experimentando por segunda vez.
Como en todos lados los daneses viven en casas,
pisos (departamentos) o casas de campo, dependiendo de la zona y el lugar, pero
hay un sistema muy interesante y digno de admirar; vivir en una
urbanización que tiene dúplex o adosados de diferentes tamaños, ya
sea para personas solas o mayores, familias monoparentales o numerosas; cada
adosado cuenta con un pequeño jardín (estoy convencida que los
nórdicos no podrían vivir sin ellos) y todas las comodidades
necesarias para la vida actual, pero lo más interesante es que este tipo de
urbanizaciones cuentan con una "common house" o casa común. En el
sótano está la lavandería con lavadoras, secadoras, plancha industrial,
un área para realizar manualidades tipo "bricolage", etc. En la
base hay un salón-comedor muy grande con un televisor gigante y una amplia
cocina con todos los utensilios necesarios para preparar alimentos a un
batallón, y por último, en la primera planta hay tres habitaciones
completamente equipadas y un baño grande para hospedar a las visitas y
así no molesten en casa y estén más cómodas y tengan privacidad; increíble pero cierto (yo estoy ahora en una guest room).
Una de las habitaciones de invitados. |
Durante los días de diario (lunes a viernes) las personas que
quieren cenar juntas (la cena es la comida más importante para los daneses) se
anota en una lista y entonces sólo tiene que venir a la "common
house", sentarse y disfrutar a mesa puesta. Claro esta que hay una
"comisión voluntaria" cada semana para cocinar; lo mismo que hay
que "apuntarse" en otra lista para limpiar las zonas comunes o para
indicar que se va a utilizar alguna "guest room" o las
lavadoras o secadoras, etc. Todo esta fríamente planeado y organizado con
una precisión que ya quisieran los alemanes.
He participado en varias cenas comunes y son muy agradables, los platos
son deliciosos, el ambiente es distendido y siempre ha una buena conversación
entre los presentes; y por supuesto, no pueden faltar las velas para dar luz y
energía positiva. He observado cómo van llegando del trabajo los vecinos y se
sientan con una sonrisa en los labios. Luego de una corta sobremesa cada uno
recoge su plato, lo deja en el lavavajillas y se despide, para así, a las siete y
media de la tarde estar en casa y disfrutar de lo queda del día.
Terminando de cocinar, observar la hora. |
Listos para cenar, van llegando los comensales. |
Como los daneses son personas que respetan mucho la intimidad y el metro
cuadrado de espacio individual, los cotilleos quedan a un lado y por lo tanto
las discusiones también, aquí cada quien se preocupa de su vida, de no
molestar a los demás y de disfrutar del tiempo libre y la naturaleza. Una
gran diferencia con las cenas de verano en algunos patios de vecinos de mi
querida Albacete, donde al final de temporada siempre
había algún distanciamiento que a veces no se solucionaba hasta la
siguiente estación. Cuanto
nos queda para aprender a vivir en comunidad!!!