Llevo mucho tiempo sin escribir porque he estado viajando entre Perú y
Chile y no he tenido la ocasión de hacerlo, esto del turismo cultural es muy cansado pero
vale la pena porque es enriquecedor al cien por ciento.
Ahora mismo me encuentro en el sur del Perú, en una ciudad llamada
Tacna, el lugar donde todo empezó para nuestra familia porque aquí es donde mis
padres se conocieron hace casi 40 años, y ahora en el ocaso de la vida laboral
de mí padre está dando sus últimos coletazos antes de empezar la etapa de la
jubilación…
Tengo tantas cosas en la cabeza y tanta información que procesar y,
aunque en un principio quería contar estas historias de forma ordenada, voy a
empezar por el final… Esta tarde he salido a pasear por Tacna, se trata de una
ciudad muy singular ya que al ser fronteriza, cuando vas por la calle se
escuchan varios acentos e incluso dialectos porque transitan peruanos y
chilenos, los que más, aunque también hay bolivianos y muchos indígenas con lo
cual el suave tintineo del quechua y el aymara (lenguas nativas) también se
aprecian por doquier. Tacna vive principalmente del comercio y del dinero que
dejan los turistas chilenos que vienen por diversos motivos: desde visitar al
dentista, comprar en el supermercado, comprar ropa y joyas de plata o simplemente
pasar un fin de semana de fiesta, buena comida y todo muy barato ya que el peso
chileno está mucho mejor situado que el sol peruano.
Esta es una ciudad de olores..., al caminar por el mercado andino
donde las frutas tropicales son hermosas en sus formas pero sobre todo muy
sabrosas, el sentido del olfato se agudiza; allí mismo se puede sentir el olor de la sangre de los animales recién
muertos y colgados para la venta, especialmente los pollos o descubrir perfumes
indígenas como la Kiwicha,
la Quínoa, o
Cañihua, quizás desconocidas para los turistas pero bien utilizadas por la NASA en las barritas
alimenticias que dan a los astronautas cuando están en órbita. Todos estos
olores mezclados pueden parecer desagradables, pero no es así, en mi caso me
transportan a la niñez, ya que tuve la suerte de vivir dos años en la serranía
del Perú (Puno). Además, estos olores son aderezados por las mamachas (mujer
andina, sea peruana o boliviana) que con sus polleras (vestidos de varios
colores), sus largas trenzas y sus enormes sonrisas, iluminan este tipo de
mercados y destacan por su amabilidad y trato al cliente.
Otro punto que me ha llamado mucho la atención en Tacna es el
patriotismo que tienen los tacneños, quizás porque saben que “es su deber hacer
patria” en el último bastión del Perú por el sur; todos los domingos hay
desfiles militares y civiles donde las Fuerzas Armadas y los escolares de
primaria y secundaria marchan solemnemente por las calles de la ciudad,
especialmente en el mes de julio, denominado “mes de la patria”.
Por último y no menos sorprendente para mi, han sido mis paseos por la
zona comercial de Tacna, ya que cuenta con un sin número de galerías tipo
mercadillos, donde se puede encontrar de todo a nivel textil, pero sobre todo,
tengo que destacar que los tacneños tienen un máster en imitación de marcas, es
increíble porque Alber y yo no hemos podido diferenciar una camiseta de
imitación con una original de, por ejemplo la marca Nike. Le compramos a un
amigo la última camiseta del Real Madrid y os puedo asegurar que no hay
diferencia alguna, incluso en los sellos de agua y tan sólo por 25 soles, no
sin antes “regatear” (to haggle). Pero definitivamente la mayor sorpresa me la
he llevado con los maniquíes de las tiendas, todos los destinados a ropa de
mujer tienen un culo extremadamente respingón, lo cual me lleva a la conclusión
de que los peruanos están obsesionados con el culo de las mujeres, de hecho
sólo venden pantalones “push up” y es una teoría que puedo contrastar con la
gran mayoría de hombres sudamericanos que he conocido, ya que siempre hablan
del culo de las mujeres. Aunque las peruanas también tienen los suyo porque
ahora los maniquíes de hombres están decorados con una gran sorpresa entre las
piernas y a las fotos me remito.
En definitiva, Tacna es un pequeño ejemplo del Perú y sus curiosidades.
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