domingo, 8 de septiembre de 2013

En tiempos de Feria...

Llevo exactamente un mes sin escribir y la verdad es que ya me picaban los dedos...,pero muchas historias entre medias no me han permitido hacerlo antes, y que mejor momento para retomar esta terapia que con la Feria de Albacete, declarada de Interés Turístico Internacional. Hablar de estos días de fiesta es hablar de los albaceteños y sus virtudes porque en estos diez días (del 7 al 17 de septiembre) se puede apreciar el por qué los "foráneos" nos enamorados de este lugar.                                                                                                                                                                                                                                                       
La primera vez que vine a la Feria de Albacete fue para visitar a Alber (2002, en aquel momento mi novio y hoy mi marido), yo venía desde Dinamarca donde me sentía muy cómoda y feliz viviendo, pero cuando llegué y vi el "pampaneo" de esta ciudad y sus gentes no pude evitar terminar de enamorarme. Siempre he dicho que me enamoré de Alber en Aalborg y de los albaceteños en su Feria. La gente fue súper amable, no sólo los amigos de mi chico, sino también todo aquel con el que me cruzaba por el camino. El albaceteño es amable, muy sociable, campechano y sabe reírse de sí mismo; en definitiva, la palabra perfecta para definirlo, según la Real Academia de la Lengua Española, es AFABLE.
En cuanto a la tierra, una de las cosas que tengo grabada en mi retina es el atardecer desde el castillo de Chinchilla de Montearagón (antigua capital de Albacete), donde el cielo se conjuga con los colores ocres y dorados de la tierra y crean un ambiente cálido como sus gentes. Si tuviera que hablar de los pueblos de la provincia de Albacete tendría que escribir varios capítulos, sólo deciros que tiene rincones increíbles, gente maravillosa y platos típicos que pueden conquistar al más duro de los paladares.
 
En tiempos de Feria todo esto se magnifica y se concentra en el Recinto Ferial (uno de los más antiguos de España, ya que data del siglo XVII). En este lugar nunca alguien se va a sentir forastero porque siempre encontrará una sonrisa, unas palabras e incluso una copa para brindar. Aunque la fiesta está a la orden del día (ya que algunos empiezan por la mañana), dar un paseo por la Feria es una maravilla, recorrer la feria de artesanías, el Paseo, los redondeles, visitar la capilla de la Virgen de los Llanos o recorrer las decenas de puestos con artículos varios, es un verdadero placer y siempre te encuentras con alguien y esbozas una sonrisa en forma de saludo. Ver el paseo de los caballos, los trajes de las manchegas, espigadoras y serranas es un deleite para la vista y un alivio saber que no eres tú quien este año está pasando calor con tanta ropa.
 
Llevo tantos años aquí y me siento tan albaceteña que si no paso por la Puerta de Hierros el día de su apertura es como si no hubiera vivido un año más, se trata de una tradición aquí, aunque yo no me persigno al pasar como muchos, pero sí siento que "un año más ha pasado en mi vida". Hay que disfrutar de la Feria, los amigos, la buena comida, etc. y cuando todo termine volver con fuerzas renovadas a un nuevo año (aunque en realidad falten tres meses para el 2014). Así es en Albacete, los niños, adolescentes y jóvenes inician el curso académico, los comerciantes, empresarios y gente de a pie se preponen nuevas metas, etc. nuestra feria marca etapas en la ciudad.
 
Mucho y muchos han escrito y descrito la Feria de Albacete así que no seguiré, sólo os puedo decir que Alber y yo hemos acogido en los últimos años a bastantes personas entre españolas y de varios países europeos y todos se han quedado enamorados de Albacete y su gente...y en fiestas, más aún porque en tiempos de Feria todo se magnifica, y sale a relucir lo mejor de los albaceteños, sus tradiciones y su gastronomía. Feliz Feria a todos!!!

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