Me llamó una amiga a la cual no veo mucho porque vine en un pueblo, así que decidí arreglarme, echarme las penas a la espalda y salir al centro con una enorme sonrisa. "Vamos de cañas" me dijo y así fue. Cual fue mi sorpresa que al llegar a la zona, estaba repleta de gente con grandes sonrisas, vasos de cervezas en la mano y cigarrillos en la otra. Inmediatamente pensé que me encontraba en una realidad paralela porque con la que está cayendo en nuestro país es increíble ver que la gente tenga ánimos de fiesta, pero bueno, siempre me sorprendo porque Spain is different. Somos muy buenos en quejarnos de la situación actual y la apatía nos vence a la hora de intentar cambios, pero donde sí nos unimos, además del fútbol, es en la cañas.
Para mis amigos del norte y sur de América y algún europeo despistado que no lo sepa, las cañas es casi un deporte nacional en España, se trata de quedar con las amigos, sobre todo los fines de semana al mediodía o al salir del trabajo, y tomar unas "cañas" (cerveza ya sea en botella o del grifo de un barril). Con esta actividad la gente se relaja, se ríe, comenta los últimos cotilleos (chismes=gossip) y habla de política y la situación actual, pero siempre con una cerveza en la mano. Lo típico, "es que la cosa esta muy mal, la culpa es del PSOE o del PP, los malditos sindicalistas que sólo saben robar, hasta la monarquía está corrupta y ni que hablar de los jueces que han soltado a los malditos etarras"...en fin, un sin número de comentarios que dura una media hora, para que finalmente alguno diga: "nos echamos otra caña en el bar de Pepe" y allí salimos todos en manada en dirección a otro bar porque las cañas suelen ser errantes.
Ya cambiados de lugar los temas de conversación cambian de acuerdo al número de cervezas que se haya bebido, desde luego. La crisis, las gente que viene a pedir dinero y los pobres negros que ofrecen pañuelos o pulseras, pasan a un segundo plano. A nadie se le ocurre ya hablar de política o comentar lo triste que se ve el centro de Albacete con tantos locales cerrados o con carteles de "se vende", para qué si la espirituosa caña ya ha hecho el efecto que querían: dormir los cerebros y aplacar el dolor de las almas entristecidas. Que más da todo lo demás, lo importante es que no falten las cañas a pesar de la crisis.
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