Hasta que no tuve a mi perro no supe lo que era un Pipican (recinto cerrado donde los perros pueden estar sueltos y hacer sus necesidades), los cuales considero que en Albacete son espacios reducidos y poco cómodos, pero este no es el tema que quiero contar, sino, lo que hay detrás de estos lugares...
Cuando adoptas o te compras un perro, sin saberlo entras en un mundo especial, que quizás a veces puede ser diferente para muchos, un mundo donde las mascotas forman parte importante de tu vida, y entonces empiezas a conocer más gente que piensa como tú, que tiene a su perro como un miembro más de la familia. Lo primero que te dicen es que hay que "socializarlos" para que puedan estar con otros perros y no haya problemas al pasearlo y entonces uno, muy obediente, pasea en dirección hacia otros perros o hacia el pipican. Allí los perros, a través de sus propios códigos y jerarquías se conocen, valoran, respetan o intimidan, pero siempre consiguen estar en armonía dentro del recinto (a menos que haya una pelota de por medio o una perrita en celo). Se supone que vamos allí para socializar a nuestras mascotas, pero la verdad es que quienes necesitamos socializar somos los dueños.
Los pipican se han convertido en un punto de encuentro, como casi siempre sucede la gente tiende a agruparse de acuerdo a sus afinidades, y en este lugar la unión es el cariño y respeto por nuestros animales, así, tímidamente se va formando un grupo, unos hablan más otros menos, pero con el paso de los días y las semanas, la relación entre los miembros de la manada humana se va estrechando. Al principio nos conocemos por el nombre de nuestros perros, pero a medida que pasa el tiempo estrechamos lazos y la comunicación se vuelve fluida.
Así nacen las historias de pipican, mientras nuestras mascotas juegan, se revuelcan y hasta se pelean, los miembros de la otra manada empiezan con temas poco trascendentales como el tiempo, para terminar hablando de la ordenanza municipal (multas por llevar los perros sueltos, etc.,etc., etc.) que parece perseguirnos por tener una mascota, a terminar hablando de las vidas personales, experiencias sentimentales, política, fútbol, aventuras de viajes, gustos y colores...aunque como buenos españoles no pueden faltar las bromas y el tema principal y estrella: el sexo, porque como dice un estudio, a los españoles nos gusta más hablar de sexo que practicarlo (imagino que en este punto habrá gente que no este de acuerdo).
Personalmente, y de acuerdo a las conversaciones que he escuchado de diversas personas, pasear a nuestras mascotas y pasar por el pipican se ha convertido en una muy agradable rutina, ya que se encuentra un momento para olvidar los problemas del día a día, echar unas risas, soltar la tensión del trabajo u olvidarse de las penas, pero sobre todo nos sirve a la manada humana para socializar, que buena falta nos hace en un mundo tan individualista como el que vivimos; entonces me pregunto, quién pasea a quién y quién ayuda a quién, porque a veces parece que disfrutamos más los dueños que las mascotas de los llamados pipican.
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