Esta Semana Santa he aprovechado, como es mi costumbre, en viajar y conocer un poco más el mundo, en este caso España. Nos dirijimos a Roquetas de Mar, en la provincia de Almería y contradiciendo lo establecido por la inmensa mayoría de personas, nosotros no disfrutamos de la playa (el que sí lo hizo fue Tristán, mi perro), preferimos viajar por la zona y conocer un poco más.
Así fue como nos trasladamos a Almería capital, conocida mundialmente por ser la tierra de David Bisbal, pero esta ciudad tiene mucho más que ofrecer: una muy buena zona de tapas, gente amable y sobre todo la Alcazaba (fuerte árabe del siglo XI), un lugar monumental como así dice la descripción en la entrada. La Alcazaba de Almería está muy bien cuidada y la entrada es gratuita (algo que agradecer en estos tiempos de crisis), allí se puede apreciar la extraordinaria exquisitez estética del califa Abderramán III.
Cuando visito las construcciones de los árabes en España (hay que recordar que estuvieron 700 años) nunca dejo de sorprenderme ante las maravillas que crearon, acto seguido vienen a mi mente muchas preguntas como porqué esta cultura tiene en tan baja estima a la mujer cuando admira tanto la belleza de las formas (pero este es otro tema). Recorrer la Alcazaba es un placer para la vista y otros sentidos porque no sólo se puede apreciar hermosos jardines y construcciones con líneas fascinantes, sino que se puede percibir el olor del mar, de las flores y hasta de las piedras humedecidas por el paso del tiempo.
Otro descubrimiento sobre Almería ha sido su magnífico desierto, y creánme, sé de lo que hablo porque vengo del norte de Chile donde está el desierto más árido del mundo. Pero este desierto es diferente porque es rocoso y tiene zonas verdes, una naturaleza especial que esconde gran parte de la maravillosa filmografía del Oeste (los llamados Westerns). Ya me habían contado que las películas de mi niñez e infancia, las que veía en la cama junto a mi papá y mi hermano, se habían grabado en el desierto de Almería.
Así que pusimos el GPS dirección a la localidad de Tabernas, concretamente a su desierto y allí estaban los estudios de Hollywood, aquellas escenarios donde tan magistralmente el director Sergio Leone dio las pautas a Clint Eastwood, Lee Van Cleef, Charles Bronson, Brigitte Bardot, Claudia Cardinale o Anthony Quinn, por mencionar algunos. Si habéis crecido viendo las películas de vaqueros este lugar os transportará hasta aquellas imágenes. La Oficina del Sheriff, el Saloon, la iglesia, la tienda de sombreros y hasta la funeraria están casi intactos, y si echas a volar la imaginación se puede percibir a Clint Eastwood en una escena del "El bueno, el feo y el malo", ¡que increíble lugar!, todavía conserva la magia del cine. Pasear por sus calles es genial y nostálgico y para hacerlo más "a la americana", hay espectáculos con extras donde los vaqueros hacen gala de su puntería, además del famoso baile del can can en el Saloon. Para terminar, uno de los estudios cuenta con un zoológico y aunque no la paso muy bien al ver los animales encerrados, entiendo que es una buena forma de que los niños puedan ver de cerca a ciertas especies y yo me consuelo pensando que la gran mayoría de estos cautivos vienen de los circos y esta vida en el zoo es una forma de jubilación. Ea, así es la vida, para que algunos disfruten otros tienen que sufrir, la ley del Yin y el Yang, lo llaman...
Pero no quiero terminar este post con tristeza, al contrario, quiero reconocer que he descubierto como dice mi suegro: "Almería, esa gran desconocida", que tiene mucho que ofrecer en cuanto a cultura árabe, gastronomía, playas y una gran remembranza al lejano Oeste.
No hay comentarios:
Publicar un comentario